
Siempre nos han dividido o nos hemos dejado dividir, de quienes solo tiene la finalidad de dominar las intenciones de desarrollo de nuestros pueblos, nos engañan, nos mienten y nos ponen en el lugar que ellos quieren. Esto ha ocurrido desde tiempos inmemoriales en la historia de la humanidad. El más clásico ejemplo es aquel, en el que al pueblo, lo pusieron a escoger entre Barrabas y Jesús, pero antes corrompieron las bases de ese pueblo, compraron la conciencia de la mayoría y entregaron al verdugo al llamado mesías.
Hoy esta acción se repite: Visten políticos de obreros, ejecutivos de trabajadores rasos y empleados comprados de sindicalistas para dividir a la clase trabajadora que lucha por un bienestar para sus familias, el futuro de un territorio y ponerlo en contra del gobierno nacional.
Hacemos esta reflexión para destacar lo ocurrido el pasado viernes en La Jagua de Ibirico con ocasión de la visita de los ministros de Minas y Energía, Trabajo y el viceministro de Educación al centro del Cesar, con la finalidad de sellar acuerdos para definir la inversión que el gobierno nacional viene haciendo en este territorio.

Es insólito, ademas de insolente la actitud de una masa de empleados de algunas mineras, acompañados de unos personajes que se hacen llamar lideres sociales, que, a lo largo de la historia de la minería, han vivido de unas llamadas “mesas de trabajo” que nunca han generado nada favorable para el territorio, mucho menos para sus comunidades. Nos atrevemos a expresarlos porque como medio hemos analizado las posturas de quienes las integran, sus intereses y sus expectativas particulares frente a sus acciones. Cuando no ven nada para ellos, el gobierno de turno no los representa.
Asi ocurre hoy, el gobierno no los atendió como esperaban, les dijo esto se trabaja con las organizaciones que no tengan marcas, que no obedezcan a los mismos de siempre, con ellas trabajaremos y los recursos tampoco se entregaran a las alcaldías, asi que organícense; esto ocurrio en 2022 cuando la ministra Susana Muhammad vino, recorrió la zona y destinaron los primeros 22 mil millones de pesos, que de alguna manera pretendían rifarse.

De ese momento a este, no se organizaron, pretendieron seguir manejando las cosas como lo han hecho siempre, y como no se les dio lo esperado, el manejo y el control de los recursos, se pusieron del lado de las mineras, contra quienes siempre “pelearon” pero las que siempre los compraban con migajas dando como resultado, que los Objetivos reales no se cumplieran.
Estas grandes empresas entendieron que había que dividirlos, asi pasó con los reasentamientos, dividieron a las comunidades entre raizales y foráneos, a los lideres sociales entre “guerrillos” y “paracos” a los dueños de tierras entre invasores y propietarios y a la comunidad en general para evitar que se pusieran de acuerdo en revisar las obligaciones que esta tienen en el territorio.
Hasta hoy nos han mantenido divididos; ahora peor, entre “Uribistas” y “Petristas” o entre defensores de la minería o la agricultura, para asi llegar ellos, a recoger los votos, hacer sus negocios a puerta cerrada con las transnacionales y que el pobre pueblo que coma lo que le tocó comer al coronel.
No seamos ingenuos, revisemos los componentes de las apuestas que tiene el gobierno nacional, lo que tienen nuestros municipios y avancemos en el diseño de un gran plan de desarrollo territorial, apropiémonos de la autonomía que nos da la Constitución Política y proclamemos la integración de una Zona Especial de Desarrollo Regional – Zeder- que nos permita fortalecernos, en unidad, para que los recursos de las regalías, que aun llegan, abonen el camino a la transición energética que es una realidad global.

Nosotros tenemos todo: Somos zona minera, zona agrícola, zona pecuaria, zona PDET y ZOMAC, revisemos esa dimensión de territorio y nos daremos cuenta de la gran potencialidad de recursos con los que contamos para lograr el verdadero desarrollo. Tambien miremos, que hay a quienes les interesa que no veamos esa realidad, que nos mantengamos desunidos y en completa discordia, para sacar provecho de lo que realmente tenemos.
En el momento en que abramos los ojos y alcancemos la unidad veremos el camino claro hacia el verdadero desarrollo, no nos dejemos quebrantar el espíritu y separar de nuestros verdaderos intereses, unidos somos más fuertes y alcanzaremos el progreso.
¡Amanecerá y veremos!